Según datos del INE! hemos detectado que la caída del nivel de actividad económica no empezó en marzo 2020 —en este mes se produce el desplome—, pues ya la economía estaba afectada desde el cuarto trimestre del 2019, como se nota con claridad cuando examinas los componentes autónomos del gasto.
Por lo tanto, antes de marzo de este año ya teníamos una fuerte desaceleración de la economía, gran parte ocasionada por la paralización que experimentó la economía china y probablemente por la guerra comercial.
Luego viene una segunda fase, en que ocurre el desplome de la producción por la combinación de dos shocks: uno que es el descenso de la demanda agregada y otro que es de oferta. En este sentido, lo que hace tan fuerte la recesión es que se dan simultáneamente los dos eventos. La estrategia del Gobierno fue suprimir la parte de oferta, pero la parte de demanda la ha dejado sin tocar.
Ante ello, probablemente en el tercer trimestre vamos a tener una recuperación, pero en los meses siguientes va a haber una nueva paralización, que se produce porque en Lima ya hay un 1.200.000 personas que se han quedado sin emplea; por lo tanto, las ventas no se van a recuperar. Ahora el problema es de demanda. De hecho, si examinas las series (de pagos en moneda local y extranjera) bien, ya se está notando esa paralización en forma de "M", por lo que la respuesta de política fiscal ha sido deficiente. El mayor problema que tenemos es que se necesitan urgentemente políticas de demanda, lo que tiene que ser sumamente agresivo para lograr una rápida recuperación de la economía y que los ingresos fiscales suban, y para eso necesitas inversión pública.